CARTA A LA HERMANDAD 2023:

Querido/a hermano/a:
¿Qué más quieres de nosotros, Madre? Toda la noche del pasado Viernes Santo me llevé preguntándole eso a la Virgen
de la Esperanza. Me giraba para ver su Cara y volvía a preguntarme ¿qué más quieres de tus hijos, los macarenos, Madre?


La respuesta de la Virgen estuvo en vuestro comportamiento durante toda la Estación de Penitencia. Ejemplar, solidario,
abnegado, generoso, colaborador y sacrificado por el bien general de nuestra cofradía; formal, serio y honorable para
cumplir los compromisos adquiridos con las demás hermandades de la jornada. Y ahora que nadie venga a decirnos a los
macarenos cómo hay que hacer las cosas ni a cargar sobre nuestra Hermandad supuestas responsabilidades por la bendición de tener a tantos y tantos hermanos que quieren hacer su Estación de Penitencia con Nuestros Titulares; por lo menos
a este Hermano Mayor que nadie se lo diga porque defenderé la ejemplaridad y el sacrificio de mis hermanos en la calle.
Los macarenos sabemos cuál es nuestra responsabilidad y la asumimos con discreción y sin perder nuestra idiosincrasia,
con el orgullo de sabernos esa madrugada emblema de un barrio y su gente, con el don de ser portadores de la Verdad y
con la alegría irreductible de llevar la Esperanza a todos los rincones de la ciudad y fuera de ella.

Lo que hicisteis la pasada Madrugada es admirable, un milagro que nadie esperaba, un esfuerzo sobrehumano impagable
y una demostración de la determinación macarena. Nuestra Hermandad no salió a ganar tiempo pero hicisteis las cosas
tan bien y con tanto compromiso que hasta dejamos minutos de adelanto en la carrera oficial.
He dejado pasar varios días para superar mi asombro ante vuestro comportamiento, hermanos. Hasta ahora no he podido
meterle mano a esta carta que, en esencia, es un agradecimiento desde lo más profundo de mi corazón. Llevo reflexionando muchas horas desde que los zancos del palio se posaron en la Basílica… y pienso que las cosas pasan POR algo, pero
sobre todo PARA algo.
La respuesta que encarnasteis todos y cada uno de los hermanos durante la Estación de Penitencia no murió con la entrada
de la cofradía sino que nos compromete desde ese momento como macarenos. Demostramos que podemos ser todos uno,
la clave de una Hermandad aún más fraterna. Igualmente mostramos que podemos volar aún más alto, la clave de una
Hermandad pionera, audaz y capaz de superar lo establecido para abrir nuevas sendas.

Este Hermano Mayor tomó buena nota de la respuesta de la Virgen a través de todos y cada uno de vosotros. También
debo ser uno con vosotros y aprender de vuestro ejemplo y, cómo no, de vuestras críticas, opiniones y sugerencias. También debo volar aún más alto y ansiar que en estos tiempos inciertos nuestra Hermandad sea creativa acertando a ver
relaciones donde en apariencia no las hay para buscar -sin abandonar las mejores de nuestra historia y tradición- nuevas
formas de testimoniar nuestra fe y evangelizar.
Tras vuestro ejemplo en la Estación de Penitencia, este Hermano Mayor os sería desleal si no se esforzara en ser aún más
creativo y diligente en la acción para alcanzar las altas cotas que nos propusimos en este mandato. Con vosotros, hermanos, podemos progresar hacia esa Hermandad más caritativa, más fraterna y más social tal y como avanzamos por las
calles en la pasada madrugada venciendo las adversidades con alegría y haciendo posible lo que parecía imposible.

Gracias a vosotros, hermanos, no llegué cansado a la Basílica, muy al contrario, llegué rebosante de energías para emprender, para soñar, para impulsar, para trabajar y para servir; para seguir imaginando nuevas formas de anunciar la
Esperanza en todos los confines del mundo, para seguir mostrando con orgullo nuestro patrimonio, para seguir defendiendo nuestra manera de ser y de estar como macarenos, para abrirnos aún más, para convertir la Basílica en un centro de
peregrinación universal mariana, para dar ejemplo asumiendo los nuevos compromisos de la Iglesia; y, sobre todo, para
atender mejor a los más necesitados yendo a las periferias sociales y existenciales, para desamarrar tantas manos atadas
por la pobreza, la exclusión, la soledad, la enfermedad, la violencia y la opresión.



Sólo extendiéndolo a la vida de la Hermandad más allá de la Estación de Penitencia tiene sentido el esfuerzo que hicisteis
el Viernes Santo. Sólo así se responde la pregunta que le hice a la Virgen durante toda la noche: con nuestro compromiso
diario en la Hermandad para ser todos uno y volar más alto.
Este Hermano Mayor se compromete a no dejar caer en saco roto ese ejemplo que disteis, porque como dije antes las cosas
pasan POR algo, pero sobre todo PARA algo…
Que Nuestros Titulares te lo paguen con creces y bendigan siempre tu casa, hermano.
¡Viva la Virgen del Santo Rosario!
¡Viva el Señor de la Sentencia!
¡Viva la Virgen de la Esperanza!
¡Viva la Hermandad de la Macarena!

José Antonio Fernández Cabrero